Bobby Driscoll: el trágico ocaso del niño prodigio de Disney que terminó en el olvido

Bobby Driscoll fue el rostro inocente de Disney durante la década de los cuarenta, protagonizando películas icónicas como 'Canción del Sur' (1946) y poniendo voz al inolvidable Peter Pan. Su talento desbordante y simpatía natural lo convirtieron en una de las mayores promesas de Hollywood, al punto de ganar un Oscar juvenil en 1950. Sin embargo, el destino fue cruel con Driscoll, quien experimentó tanto las luces como las sombras de la industria.

A medida que crecía, las oportunidades desaparecían y el estudio que lo encumbró le cerró sus puertas. Bobby, acostumbrado desde niño al éxito y la fama, no supo encontrar su lugar fuera del plató. El estigma de ser una estrella infantil le impidió avanzar en su carrera y pronto sus problemas personales comenzaron a acumularse. El joven actor intentó mantenerse a flote en televisión y roles menores, pero la industria, implacable, ya no lo quería.

Sumido en el anonimato y consumido por la adicción, Driscoll fue hallado muerto en 1968 en un edificio abandonado de Nueva York. Tenía apenas 31 años y nadie reclamó su cuerpo; fue enterrado en una fosa común. Su muerte pasó desapercibida hasta años después, cuando su madre lo buscó y se descubrió la trágica verdad. La caída de Bobby Driscoll sigue siendo una de las historias más tristes de Hollywood y sirve como recordatorio de los peligros que acechan a los niños actores en un sistema que consume y olvida con la misma rapidez.

En palabras de su personaje más famoso: “¡Ven volando, Peter!” Pero Bobby nunca regresó del país de Nunca Jamás.