Las mejores películas de vampiros de todos los tiempos: clásicos y joyas modernas que debes ver
19 de abril de 2025
El cine de vampiros ha brillado con todo tipo de estilos a lo largo de la historia, dejando huella tanto en el horror como en el romance y la acción.

Hablar de películas de vampiros es adentrarse en un género que ha fascinado a generaciones y reinventado sus propias reglas una y otra vez. Desde la silueta inquietante de ‘Nosferatu’ (1922), pionera del terror expresionista, hasta la adaptación estilizada de ‘Déjame entrar’, el vampiro ha mutado en el imaginario colectivo, pasando de monstruo aterrador a figura trágica e incluso seductora.
‘Drácula’ (1931), con Bela Lugosi, asentó los cimientos del mito cinematográfico, mientras que ‘Entrevista con el vampiro’ (1994) llevó el género a un nuevo nivel de sofisticación y profundidad existencial, con actuaciones memorables de Tom Cruise y Brad Pitt. Por otro lado, ‘Blade’ (1998) revolucionó la acción con su enfoque moderno y violento, abriendo paso a una nueva generación de películas de vampiros cargadas de adrenalina y efectos especiales. El género también tiene espacio para la sensibilidad, como demuestra la sueca ‘Déjame entrar’ (2008), que combina terror y ternura en una historia de amistad insólita.
La influencia de estas películas se refleja en su impacto cultural y en la taquilla: ‘Crepúsculo’ (2008) convirtió a los vampiros en un fenómeno adolescente global, mientras que las series derivados y adaptaciones continúan en expansión. Incluso directores de culto como Guillermo del Toro han dejado su huella, como en ‘Cronos’ (1993), donde el mito vampírico se reinventa al estilo mexicano. La versatilidad del género permite que convivan obras de horror puro, sátira (‘What We Do in the Shadows’) y drama romántico, demostrando que los vampiros pueden adaptarse a cualquier época y público.
En definitiva, el cine de vampiros sigue vivo y mordiendo fuerte. Cada generación encuentra su propia versión del mito, y seguramente en los próximos años seguiremos viendo nuevas interpretaciones, ya sea de la mano de grandes estudios o de cineastas independientes. “La sangre es vida”, decía el Drácula de Bram Stoker, y en el séptimo arte, esta frase nunca ha sido más cierta.