Los lujosos antojos del hijo de Ben Affleck sorprenden en Hollywood
18 de mayo de 2025
La vida en el seno de una familia famosa suele estar llena de privilegios, pero algunos caprichos infantiles logran llamar la atención incluso entre las estrellas.

El hijo de Ben Affleck, Samuel, se ha convertido en protagonista involuntario de los titulares por sus lujosos caprichos, que han captado la atención tanto de la prensa rosa como del público en general. El pequeño, fruto del matrimonio del actor con la también actriz Jennifer Garner, ha mostrado en diversas ocasiones su gusto por objetos y actividades que no están al alcance de cualquier niño.
Uno de los episodios más comentados sucedió cuando Samuel fue visto conduciendo un costoso Lamborghini en una exhibición privada, un evento que generó debate en redes sociales sobre los límites y responsabilidades de los padres famosos. Ben Affleck, conocido por su discreción respecto a su vida familiar, no tardó en salir al paso de las críticas, asegurando que el vehículo estaba bajo supervisión y que en ningún momento se puso en riesgo la seguridad de su hijo.
No es el único lujo que rodea la vida del pequeño. Según fuentes cercanas a la familia, Samuel suele recibir regalos exclusivos y ha viajado a destinos internacionales de ensueño, acompañando a sus padres en rodajes y estrenos. En una industria donde el glamour y la extravagancia son moneda corriente, los gustos de Samuel destacan incluso entre la élite de Hollywood. Sin embargo, Jennifer Garner ha insistido en diferentes entrevistas en la importancia de la educación y la humildad, señalando que intentan equilibrar las experiencias de sus hijos para que crezcan conscientes de su entorno privilegiado y aprendan a valorar las cosas realmente importantes.
La polémica en torno a los caprichos de los hijos de famosos no es nueva, pero cada caso aporta matices distintos sobre cómo las celebridades intentan criar a sus hijos entre el lujo y la normalidad. Ben Affleck y Jennifer Garner parecen estar decididos a marcar la diferencia, aunque episodios como el del Lamborghini reavivan el debate sobre los límites de la extravagancia en Hollywood.