Anna Paquin: De niña prodigio en 'El piano' a su vida actual tras 'True Blood'
11 de mayo de 2025
El nombre de Anna Paquin sigue resonando entre los amantes del cine, pero ¿cómo ha evolucionado su carrera desde aquel icónico papel infantil y su paso por la célebre serie de vampiros?

Cuando Anna Paquin ganó el Oscar a la mejor actriz de reparto por su papel en 'El piano' (1993), el mundo del cine quedó sorprendido: con solo 11 años, la actriz neozelandesa-canadiense se convirtió en una de las ganadoras más jóvenes de la historia de la Academia. Su conmovedor papel como Flora McGrath, hija del personaje de Holly Hunter y partícipe de una de las películas más aclamadas de Jane Campion, marcó un antes y un después en su trayectoria y fue catapultada de la noche a la mañana a la esfera internacional.
Tras aquella hazaña histórica, Paquin no desapareció del mapa. En los años siguientes participó en títulos como 'Fly Away Home', 'Hurlyburly' y, sobre todo, se ganó un lugar en la saga de 'X-Men', donde interpretó a Rogue entre 2000 y 2014. Sin embargo, uno de los papeles que consolidó su madurez interpretativa fue el de Sookie Stackhouse en la serie de HBO 'True Blood', un fenómeno de la cultura pop que redefinió el género de vampiros en la televisión. Además de protagonizar la serie, en el set de 'True Blood' conoció a Stephen Moyer, su compañero de reparto y actual esposo, con quien mantiene una relación estable y dos hijos en común.
En la actualidad, Anna Paquin sigue ligada al mundo audiovisual, alternando cine independiente y televisión. Entre sus últimos proyectos destaca la serie 'Flack', donde interpreta a una despiadada publicista, y su participación en 'The Irishman' de Martin Scorsese, donde compartió escenas con Robert De Niro. Aunque su vida ha estado marcada por la fama desde muy pequeña, Paquin ha sabido esquivar los escándalos y mantener un perfil profesional firme, lejos de las luces del sensacionalismo. "Nunca quise ser simplemente una ex niña prodigio", declaró en una entrevista, reflejando la determinación que la ha llevado a mantenerse relevante tres décadas después de su debut.
Su historia demuestra que hay vida después del Oscar infantil y que el talento genuino, acompañado de buenas decisiones y pasión, puede perdurar mucho más allá de un papel icónico.